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LA ESTANCIA DE LINDBERG EN TUI – VALENÇA EN “EL PUEBLO GALLEGO”


LA ESTANCIA DE LINDBERG EN TUI – VALENÇA EN “EL PUEBLO GALLEGO”

El coronel Carlos Lindbergh y su esposa y pasaron la noche de ayer en el “Albatros”. Este que se haya en su fondeadero de Poza de Crasto casi varado en la ribera de una islita y sujeto a los arbustos mediante un cable, no ha sido movido en todo el día de su emplazamiento.
Lo primero que hicieron los esposos Lindbergh al apuntar la mañana fue dedicarse a inspeccionar el aparato. El famoso piloto del “Spirit of Saint Louis” revisó el “Albatros” atentamente limpiando el motor y los flotadores. Luego procedió al aprovisionamiento de combustible, trasegándose 150 litros de gasolina en los depósitos del hidro (...).
Los vecinos de Caldelas prácticos en la navegación fluvial en esta zona del Miño se han expresado admirados de la pericia del coronel. Aunque ancho en aquellos lugares el río no ofrece un gran calado y, sobre todo, las piedras a flor de agua abundan. Incluso los pequeños botes han de navegar con mil cuidados. Sin embargo, el “Albatros” no ha rozado una sola piedra y sus flotadores permanecen intactos.
Ayer por la mañana, prosiguiendo en su afán de que el glorioso aviador tenga las mayores facilidades el comandante del cañonero español “Cabo Fradera”, secundado por marineros de la tripulación de su buque, dirigió los trabajos de balizamiento en el lugar en que acuatizó el hidro de Lindbergh, a fin de señalar al piloto los puntos de poca profundidad en el instante de elevarse.
Además se tenían preparadas lanchas para remolcar el hidro hasta un lugar conveniente para la perfecta y normal maniobra de despegue.
LINDBERGH ESTUDIA LAS PROFUNDIDADES Y PIDE UN PARTE DEL TIEMPO
A las diez de la mañana a ambas orillas del río la expectación culminaba. La curiosidad por presenciar la salida del hidro era grandísima y muchas personas intentaban, valiéndose de lanchas, acercarse a las inmediaciones del avión de Lindbergh; pero los guardias fiscales lusitanos y fuerzas de la Marina española impidieron que nadie llegase basta el “Albatros”.
A esa misma hora Lindbergh, en una canoa, recorrió detenidamente aquella parte del río, tomando nota de las profundidades.
Poco después solicitó del comandante del “Cabo Fradera” noticias sobre el tiempo que reinaba en la barra del Miño y el estado del mar en la costa. Lindbergh dijo:
—Si las condiciones atmosféricas son favorables seguiré viaje inmediatamente. De otro modo, esperaremos
Estos informes fueron demandados telefónicamente a las autoridades de Marina de La Guardia.
LINDBEEGR, ANTE LAS NOTICIAS RECIBIDAS SOBRE EL TIEMPO APLAZA LA SALIDA
Poco antes de medio día La Guardia contestó concretamente la pregunta hecha desde Caldelas. La respuesta no debió ser satisfactoria porque Carlos Lindbergh la recibió con desagrado. En la villa el tiempo era lluvioso y cerrado en bruma, Las noticias de La Guardia coincidieron seguramente con aquel indicio de mal tiempo, pues el coronel americano renunció a salir ayer, manifestando a sus intérpretes y a las autoridades que le acompañaban que aplazaba su vuelo hasta hoy.
EL AVIADOR DEL “ALBA TEOS”Y SU ESPOSA, A TUY Y VALENÇA
Adoptada esta medida, los esposos Lindbergh aceptaron la invitación del comandante de Marina de Tuy para trasladarse de Caldelas a Valença. El viaje, realizado por el río, lo hicieron en compañía del alcalde de Valença, comandante de la Guardia Nacional Republicana, señoras de Rancés y Guasch, el comandante de Marina tudense y el corresponsal de EL PUEBLO GALLEGO en Tuy.
EL PILOTO DEL “ALBATROS” HACE INTERESANTES DECLARACIONES
De lo poco que ha hablado Lindbergh durante su estancia en las riberas del Miño ha podido concretarse esta afirmación : Lindbergh persigue, en este viaje intercontinental que realiza, la finalidad de estudiar el modo más adecuado, técnicamente, de mejorar y ligar las rutas aéreas entre Europa y América y, en este momento, entre España y Portugal; rutas cuyo estudio, en su opinión, necesita grandes perfeccionamientos.
Lindbergh, según propia declaración, recibe a diario miles de telegramas que no le dicen absolutamente nada. Es tan corriente este detalle en su vida de glorioso aviador que ha ordenado la retención de todos estos despachos, que le distraen inútilmente,
Como episodio curioso de su estancia en el Miño diremos que ayer recibió el coronel un telegrama de los evangelistas de Oporto diciéndole que celebrarían mucho les visitase.
UNA MANIFESTACION QUE PUEDE SIGNIFICAR UN PROXIMO SALTO SOBRE EL ATLANTICO
Pero lo más importante de lo que ha dicho Lindbergh es que su programa, hasta ahora realizado felizmente, es volar sobre el mismo circuito hecho por la escuadrilla italiana de hidros del mariscal Balbo, pero en sentido inverso.
Es lógico, pues, entender que el viaje aéreo realizado por la famosa pareja para estudiar las posibilidades de establecer líneas regulares, va a tener un final emocionante para la expectación del mundo. Como se sabe, el regreso de Balbo tuvo una difícil etapa: América a Europa y, más concretamente, de Nueva York a Lisboa por las Azores. Lo inverso es Europa a América, Lisboa a Nueva York.
EL MATRIMONIO LINDBERGH, HUESPED DE TUY
Los señores Lindbergh almorzaron en Valença, do Miño con las autoridades españolas y portuguesas de la frontera.
Después del almuerzo se trasladaron a Tuy en automóvil, descansando unos momentos en el domicilio del comandante de Marina. Después regresaron a Valença. El viaje lo han efectuado en el coche de nuestro corresponsal en Tuy.
LA TARDE DE LOS AVIADORES EN VALENÇA Y TUY
Los esposos Lindbergh, como sintetizamos antes y según nos notifica más ampliamente, nuestro activo corresponsal en Tuy, almorzaron en el Hotel Valenciano, en Valença. Presidía la mesa el coronel Lindbergh, que tenía a su derecha al cónsul de España en la localidad, al capitán de la Guardia fiscal, al vista de Aduanas deTuy y al administrador de Aduanas de Valença, y a su izquierda a la señora de Rancés, al Sr. Álvarez y a mister Smith. La señora de Lindbergh tenía a la derecha al cónsul de España y al teniente de la Guardia Republica y a la Izquierda al comandante del cañonero “Cabo Fradera”, D. Guillermo Rancés, y al señor Guasch. En las cabeceras figuraban el presidente de la Cámara de Valença y el administrador de Aduanas.
Todas las autoridades españolas habían sido atentamente invitadas por las portuguesas, Después del banquete el comandante del “Cabo Fradera” invitó a los esposos Lindbergh, con caracter particular, a tomar una copa de champán en su casa de Tuy, aceptando gustosos los ilustres aviadores, que fueron conducidos desde Valença en el coche del corresponsal de EL PUEBLO GA LLEGO, Sr. Oliveira, como intérprete que vino actuando desde las siete de la mañana, En otros cochee seguían al ocupado por los esposos Lindbergh las demás autoridades asistentes al ágape, subiendo todos al domicilio particular del comandante de Marina. Allí fueron obsequiados el coronel Lindbergh, su señora y acompañantes con un champán, haciendo los honores de la casa con exquisita cortesía la distinguida señora de Rancés.
ANECDOTA.—VISITA A LA CATEDRAL—UN SALUDO DEL GOBIERNO ESPAÑOL
Después Lindbergh mostró su deseo de cursar un telegrama, trasladándose a pie a la oficina de Telégrafos, Una vez allí, no teniendo Lindbergh dinero español, nuestro corresponsal le ofreció su importe, de 1’5O, que el coronel americano aceptó con la condición de que habÍan de dirigirse inmediatamente a una casa de cambio para adquirir moneda española y satisfacerle la pequeña deuda.
De regreso en el domicilio del Sr. Rancés, la señora de Lindbergh mostró deseos de visitar la catedral, a donde se encaminaron los ilustres huéspedes y sus acompañantes. Al paso de la comitiva por las calles. el gentío vitoreó al glorioso piloté del “Albatros” y a su compañera.
El deán guiéó a los visitantes, que recorrieron el templo detenidamente, mostrándose los esposos Lindbergh muy satisfechos de la visita. Cuando la comitiva recorría el claustro llegó el gobernador dic la provincia Sr. Liarte que cumplimentó a los aviadores y les trasmitió el saludo del gobierno español.
PROPOSITO DE EMPBENDER VIAJE EN LA MAÑANA HOY
Después de tomar en casa del comandante de Marina otra copa de champán, los señores de Lindbergh y sus acompañantes regresaron a Portugal, dirigiéndose Finestra e Ilha do Meio, donde está varado el “Albatros”. Los viajeros se reintegraron a su aparato, donde, como la anterior, se dispusieron a pasar la noche, haciendo propósito de salir hoy miércoles, a las nueve de la mañana de mejorar el tiempo.
Para ello se dispusieron por las autoridades marítimas de los dos países las medidas de vigilancia y auxilio adecuadas,
Antes la señora de Lindbergh pidió un ejemplar de EL PUEBLO GALLEGO y, refiriéndose al dibujo de un hidro publicado en otro diario local, dijo que le interesaba manifestar que no correspondía a su aparato, sino a un avión de tipo “Dornier”.
UN RUEGO DEL COMANDANTE DE MARINA DE TUY
Nos ruega D. Guillermo Rancés, a quien Tuy debe el honor de haber recibido, como huéspedes, a tan Ilustre pareja, que, por lo improvisado del agasajo y la falta material de espacio, no ha podido Invitar a todas las autoridades, como seria su deseo, a este breve acto en obsequio de lo señores de Lindbergh,
PREPARATIVOS PARA LA MARCHA
Ayer por la mañana, bastante temprano, los esposos Lindbergh, que estaban resueltos - a no demorar más su vuelo, comenzaron adoptar todas las previsiones necesarias, poniendo su hidro a punto para el viaje a Lisboa.
El tiempo, si bien más benigno y despejado que en días anteriores, se presentaba también Iluvioso y con algo de bruma en el horizonte; pero el coronel Lindbergh no pareció arredrarse, declarando al intérprete :
—Vamos a irnos, a Lisboa. Ya no podemos esperar más.
Efectivamente. Lindbergh no resató su propósito do emprender el vuelo cuanto antes y, auxiliado por su esposa, procedió a desamarrar su hidro ante la expectación del gentío congregado en las dos orillas.
En el servicio de vigilancia, muy rigoroso y eficaz, cooperaron por igual las fuerzas de los dos países, - que impidieron a los curiosos aproximarse demasiado al lugar de emplazamiento del aparato, no permitiendo, - además, la navegación de embarcaciones por el río para evitar obstáculos en el momento del despegue.
EL “ALBATROS”, PRONTO. — LINDBERGH SE DESPIDE
Cerca de las once menos cuarto el hidroavión de los señores Lindbergh, en medio de animación creciente, quedó debidamente situado para emprender el funciomiento.
La nube de curiosos portugueses y españoles prorrumpieron en ovaciones al magnífico aviador y su esposa, que correspondieron a ellas agitando los brazos en señal de saludo.
Las noticias del tiempo recibidas antes de partir debieron ser agrdables porque Lindbergh insistió en su empeño de partir hacia Lisboa, aprovechando la estabilidad de las circunstancias atmosféricas, que no hacían temer tiempo tempestuoso ni mar excesivamente agitada en la ruta.
A las 10-45 de la mañana, seguidas las evoluciones previas del aparato por el interés culminante del público, el coronel Carlos A. Lindbergh inició las despedidas, diciendo a autoridades de los dos países y acompañantes su agradecimiento por las atenciones cariñosas que le habían dispensado durante la breve estancia del “Albatros” en el Miño y expresándoles que no olvidarla las facilidades y agasajos encontrados.


LINDBERGH, A LAS 10-45, EMPRENDE EL VUELO
Inmediatamente después de estrechar las manos de todos, el motor fué puesto en marcha el coronel americano inició, decidido, la maniobra de despegue. El hidro, entre aplausos, se elevó majestuosamente, con absoluta normalidad.
El “Albatros” giró en redondo para volar sobre Caldelas y la orilla portuguesa, saludando sus tripulantes al gentío, que prorrumpió en aclamaciones, desde la carlinga.
Por último el hidro se alejó, siguiendo el curso del Miño, hacia Tuy y La Guardia, por cuyas villas pasó normalmente poco después.
Lindbergh, cerca de la desembocadura, viró hacia el Sur, enfilando la costa portuguesa y perdiéndose en el horizonte, rumbo a Lisboa.
LOS PERIOD Y LINDEBERGH
El peculiar silencio del “Aguila del Far WeSt”, como se conoce a Lindbergh popularmente en América desde que prestaba servicio, antes de su raid trasatlántico, en una línea aeropostal, se agudiza cuando se trata de periodistas. Lo hemos dicho ya en jornadas anteriores. Y en esta ocasión, también, el coronel se negó a toda entrevista, rehuyendo la mínima relación verbal, sobre sus proyectos aviatorios, con ninguno de los representantes de periódicos que le han asediado con un bombardeo de preguntas nl tampoco acudió a los llamamientos telefónicos de agencias de Londres y Paris.
Las declaraciones del genial piloto que ayer dimos a conocer al público no dejan, por eso, de carecer de autenticidad. Podríamos contar el procedimiento utilizado para conocer’ el programa que Lindbergh persigue con su raid y que proyecta hasta rendir víaje en su país; pero esto pertenece al secreto profesional.
Baste decir a nuestros lectores que lo que dijimos ayer sobre estudio de las rutas aéreas el establecimiento de líneas comerciales y acerca del proyecto Lindbergh de volar, pero en dirección contraria, sobre el mismo circuito de la escuadrilla Balbo, es una propia declaración del glorioso aviador yanqui y que fué escuchada por un periodista de EL PUEBLO GALLEGO que no se había dado a conocer cuando Lindbergh, en inglés, empezó por contestar a las preguntas de una las personas que constantemente hicieron compañia en estos términos:
-- Yo no quiero nada con los periodistas, y como estoy seguro que Usted no lo es, voy a decirle, en confianza la verdad, toda verdad, que es ésta... Y Lindbergh expresó lo que ningún otro periodista pudo oir de él en este alto en su raid intercontinental.
LA SEÑORA DE LINDBERGH TIENE MIEDO A LA VELOCIDAD
Otra anécdota:
Durante el viaje de Valença a Tuy, realizado en el auto de nuestro corresponsal en esta última ciudad, el compañero Oliveira aceleró el coche hasta ponerlo en 90 por hora. Creyó, naturalmente, que a los esposos Lindbergh, acostumbrados a devorar las distancias aéreas, eso no habría importarles.
Oliveira preguntó al coronel, que se sentaba a su lado:
—Supongo que a ustedes que vuelan a menudo a 250 kilómetros por hora, esta marcha les ha de parecer un tranquilo paseo a pie. . .
—No lo crea—replicó Lindbergb—. Mi señora está asustada. ¡No sabe usted el mal rato que le hacen pasar las grandes velocidades en automóvil! Le aseguro que, en este instante, no tiene confianza alguna en usted.
OTROS DETALLES SOBRE MARCHA DEL “ALBATROS”
Antes de partir, Lindbergh participó a sus intérpretes que pensaba invertir dos horas en el salto hasta el Tajo, a pesar de que los partes meteorológicos de La Guardía no acusaban tiempo del todo favorable.
—Al ser puesto en marcha el hidro, se creyó que el despegue sería difícil y peligroso porque el motor fallaba. Sin embargo, el piloto, dando pruebas de su pericia logró elevar el aparato en el reducido espacio que ofrecía el río.
—Antes de elevarse Lindbergh firmó muchas dedicatorias dejándose hacer una fotografía con las autoridades.

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