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Guillarei - Tui, etapa da ruta de salvación de xudios de Eduardo Martínez Alonso

A recente publicación do libro de Patricia Martínez Vicente, “La clave Embassy”, trae de novo a actualidade a xesta do médico vigués Eduardo Martínez Alonso que artellou unha rede para rescatar do campo de concentración de Miranda de Ebro a numerosos polacos e xudíos que fuxian da barbarie nazí. Esta rede tiña en Tui, concremante en Guillarei, unha etapa decisiva para cruzar o Miño cara a Lisboa. A axuda de xentes de Tui, o propio Martínez Alonso cita á “familia Alén”, é un motivo de orgullo para todos nós que hoxe, logo de sesenta ano, coñecemos esta arriscada acción humanitaria na que a nosa cidade tivo o seu papel certamente importante.

O pasado lúns a periodista Agatha de Santos publicada na última páxina de “Faro de Vigo” unha reportaxe sobre esta obra ilustrada cun dos croquis conservados no que se descrebe o paso do Miño pola parroquia de Guillarei. Polo seu interese recollemos en Tudensia esta nova referencia á actividade do médico vigués Martínez Alonso

Una ruta gallega de salvación para miles de judíos

Su ideólogo fue el médico vigués Eduardo Martínez Alonso

La primera ruta de evacuación que el servicio secreto británico puso en marcha en España para sacar del país a los refugiados europeos –la mayoría judíos polacos y checoslovacos– que escapaban de la masacre nazi fue ideada por un médico vigués, Eduardo Martínez Alonso, que continuó supervisándola desde su exilio en Londres. La "ruta gallega" del M16 empezaba en los Pirineos y acababa en Portugal, país al que accedían los evacuados tras atravesar el Miño por dos enclaves de Tui. La hija del médico, Patricia Martínez, recoge esta gesta en "La clave Embassy".

Un cuaderno de apariencia insignificante, oculto durante cuarenta años entre libros y revistas médicas, puso a Patricia Martínez de Vicente, antropóloga y licenciada en Estudios Latinoamericanos por la Universidad de Portsmouh (Reino Unido), sobre la pista de las rutas de evacuación que el M16 (Servicio Secreto Británico) había establecido en España para poner a salvo a miles de prisioneros políticos y judíos –se calcula que unas 300.000 personas salvaron la vida gracias a esta red de salvamento– que todos los días cruzaban la frontera de los Pirineos huyendo del Ejército nazi. Lo que no podía imaginar la antropóloga cuando abrió ese librito, con la inscripción de "1942" en su tapa, era que su padre, Eduardo Martínez Alonso (Vigo, 1903), médico de la Embajada Británica, fue el artífice de una de estas rutas –el M16 llegó a tener 16 en activo durante la II Guerra Mundial con 164 agentes–, y que además fue la primera en gestarse.

En este cuaderno, escrito en inglés, el médico vigués, conocido como "Lalo", anotó lo que no podía desvelar por el juramento oficial de confidencialidad que hizo al Gobierno británico: cómo estaba estructurada y cómo operaba la "ruta gallega" que supervisó incluso tras su exilio en Londres, donde tuvo que emigrar junto a su mujer huyendo del cerco de la Gestapo.

Toda esta gesta la relata Patricia Martínez en "La clave Embassy" (La Esfera de los Libros), que hoy presenta en la Casa de Galicia de Madrid, y que es el resultado de nueve años de investigación entre los archivos desclasificados de la Public Records Office y del National Archive de Londres. La obra reconstruye el papel de su padre al frente de la "ruta gallega" y aporta además documentación, como las actas de defunción que firmó el médico para sacar a cientos de prisioneros de la cárcel de Miranda de Ebro e incluso un mapa, dibujado por el propio "Lalo" Martínez, donde detalla a sus sucesores las dos salidas hacia Valença (Portugal) desde Galicia: una bajo el antiguo puente de Tui y otra en la parroquia de Guillarei, con la situación de las casas de los distintos enlaces: los Alen y los Trimotor.

"La ruta Miranda-Redondela- Valença se gestó en 1940 para evitar que los refugiados que atravesaban clandestinamente los Pirineos acabaran siendo detenidos por la policía franquista y encarcelados en Miranda de Ebro", explica la autora del libro. Por eso, el plan de evacuación del M 16 tuvo dos vertientes: sacar a los prisioneros de Miranda de Ebro y evitar que más refugiados acabaran en esa prisión burgalesa. Para esto último, el M16 comenzó a organizar rutas de evacuación en la Península, en estrecha colaboración con la resistencia francesa, que era la encargada de facilitar el paso por los Pirineos hasta España. A partir de aquí, el servicio secreto británico en España hacía el resto.

Eduardo Martínez dirigió personalmente esta ruta hasta 1942, prestando a los refugiados su piso en Vigo y la finca familiar La Portela, en Redondela, que daba directamente a la ría. Los refugiados viajaban hasta Galicia en coches con matrícula de la Embajada Británica y una vez en Galicia, descansaban en uno u otro sitio hasta la siguiente y última etapa: la frontera entre Tui y Portugal.

"Una de las premisas del M16 era dejarse ver. Por eso salían de excursión y disfrutaban de la finca de La Portela mientras ésta escondía a los refugiados, y tomaban café en el "Embassy" cuando estaban Madrid, como hacía tanta gente de la época, incluidos miembros de la Gestapo", explica la antropóloga. Esta cafetería, regentada por Margarita Taylor y situada en el Paseo de la Castellana, era uno de los refugios de los refugiados, a quienes ocultaba ante el abrigo del prestigio del establecimiento madrileño.

Sin embargo, Vigo no era una ciudad grande ni demasiado poblada y todo se terminaba sabiendo. Cuando la madre de Patricia Martínez, Ramona de Vicente, "Moncha", se comprometió con el joven médico ya hubo quien advirtió al padre de la novia: "¡Ojo, Martín, que tu hija se casa con un espía!". Y el rumor llegó primero a oídos de los germanófilos y finalmente a la Gestapo. El resultado no fue otro que el exilio de la pareja, recién casada, a Londres.

Sin embargo, Patricia Martínez rechaza que su padre fuese un espía: "No vigilaba a nadie. Se prestó como cobaya para ver cómo funcionaba el plan de evacuación por una necesitad de actuar ante tremenda masacre".

Pero el exilio del médico no supuso el cese de su colaboración con la red de evacuación británica en España. Eduardo Martínez continuó supervisando la "ruta gallega" desde Londres, como constata la documentación a la que ha tenido acceso la antropóloga y el mapa que dibujó el médico con las dos salidas por el Miño.

Según la antropóloga, unos 500 refugiados abandonaron España cada semana entre 1940 y 1944 gracias al trabajo de los 164 agentes que operaban en todo el país, personal de una veintena de consulados y cientos de ciudadanos anónimos que prestaban sus casas como refugio. "De otra forma, hubiera sido inconcebible una operación de tal magnitud", afirma.



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