Aquilino González
Santiso foi un destacado investigador en temas de historia e cultura do Baixo
Miño. Salientar o seu papel no Equipo Arqueológico del Bajo Miño, que integraba
xunto a Jesús Gómez Sobrino e Xoán Martínez “Tamuxe” e que nos anos 70 e 80 do
pasado século tivo unha intensa actividade na comarca. Posteriormente foi
fundador e primeiro presidente do Instituto de Estudios Tudense, consolidando o
seu labor a prol do patrimonio cultural de Tui e a comarca do Baixo Miño.
No libro das festas de
San Telmo de 1994 publicou un artigo que pola súa actualidade, ao abeiro da pandemia do Covid 19, reproducimos de
seguido.
Las
enfermedades epidémicas fueron siempre una preocupación de las autoridades o
gobernadores ya que cuando azotaban a una ciudad eran numerosísimas las bajas
que producían en la población. Disponemos de interesantes estudios sobre sus
efectos en Galicia (F. Villamail, 1951) o en zonas determinadas como Ourense
(O. Gallego, 1973), Vigo (C. González Muñoz), etc pero nos proponemos recordar
como pasaron estas pestes por la ciudad de Tui, especialmente aquellas más
relevantes o al menos de las que existe
mayor constancia en la documentación.
En 1576
entra la peste bubónica en Galicia y se extiende rápidamente por las
principales ciudades y villas, entre las que, evidentemente, Tui no estuvo
ausente. Era muy contagiosa y generalmente mortal. Los bubones se manifiestan
en varias partes del cuerpo y, en ocasiones, daban a la piel un aspecto
atigrado, lo que se conoció como peste negra.
En 1580
hay noticia de la que fue conocida por “catarro”, de ahí que, en muchas
ciudades se haya instituido el voto a San Antonio. Pero la que afectó a un
mayor número de familias fue la epidemia de cólera (morbo asiático)
desencadenada en el año 1598. Esta tuvo su origen en Flandes y entró en España
por Santander, propagándose inmediatamente a todo el país, asolando pueblos
enteros.
A Tui
llegan noticias alarmantes y preocupantes por sus devastadores efectos. El
Cabildo se refugia en Bouzas, donde pasa la mitad del año, hasta que en octubre
también llega allí la enfermedad y tiene que trasladarse a A Guarda, villa de
la que tiene que emigrar de nuevo para volver a Bouzas. No regresaría a Tui
hasta enero de 1599 a pesar de que al estar infectada toda la comarca surgen
intermitentemente algunos rebrotes.
Las
autoridades municipales establecen un cordón sanitario en torno a la ciudad y
para ello adoptan medidas drásticas tales como barreras físicas, incautándose
de la madera que tuvieran los vecinos para impedir el paso en O Rollo (San Xián
dos Lazaros nombre que recibía el hospital de leprosos que allí existía), en el
puente de Riomolinos, en el puente Mañoco (camino de la Barca, fuente del Oro)
y en Santo Domingo. Estas empalizadas debían estar muy bien construidas y ser
infranqueables, pues para ello fueron movilizados los pedreros y canteros de la
ciudad. No se permitía entrar ni salir a nadie, hasta el extremo que se
sintieron perjudicados los vecinos de Baiona, los cuales consiguen un
mandamiento del Gobernador para que se les permitiese la entrada en Tui y a
pesar de ello les fue prohibida.
Con estas
medidas Tui solo consiguió aplazar en el tiempo la entrada de la peste, que ya
rondaba por sus alrededores desde 1571, fecha en que fue invadida Ribadavia,
pero en 1598 se saltó las barreras y ya no se detuvo, continuó su avance hasta
invadir Baiona, Valle Miñor, Portugal, etc.
Los
efectos devastadores obligaron a que la población abandonara sus hogares,
originando grandes dificultades para enterrar a los muertos, como ocurrió en
Vigo que desde la Colegiata se recomendaba a la población que huyese. Los
sacerdotes cansados entonces de registrar en sus libros tanta defunción,
empezaron a considerar tan importante como los muertos, dejar constancia de los
que quedaban vivos en la familia, que eran los menos, y así lo anotaban en las
partidas.
También
constan en estos estudios los remedios que se utilizaban en Galicia en esta
época contra la peste. Unos solamente estaban al alcance de los ricos y otros
eran para los pobres. Los primeros podían acceder a las píldoras salutíferas
que había inventado, en el siglo XIV, la Universidad de Paris, a base de mirra
y acíbar con azafrán y famoso vino, mientras que los segundos se
conformaban con un manojo de ruda en el
seno, para que su olor alcanzase fácilmente la nariz: debían oler
constantemente una esponja mojada en vinagre con ruda y perfumar la casa con
romero, tomillo, arrayán y hojas de olivo. Las comidas consistirían en dos
pedazos de pan tostado y sin beber después.
De esta
época es probable que arranque en voto que hizo la ciudad a San Roque, abogado
de la peste, y que aún en la actualidad goza de gran devoción popular.
Las
pestes fueron sucediéndose cíclicamente a través de los siglos quizás con un
carácter más benigno a juzgar por la documentación consultada. No obstante,
tenemos constancia de otra que afectó a esta ciudad en el pasado siglo, también
de cólera, que trajo a las autoridades sanitarias de cabeza a pesar de disponer
de otros medios y estar organizadas las medidas profilácticas y de
hospitalización a través de las Juntas Municipales de Sanidad.
Esta
llega a Tui a finales de 1853 y principios de 1854. Fue un médico tudense quien
la detectó y contribuyó a que se declarase oficialmente el 30 de diciembre de
1853. Este médico-cirujano era Don Eduardo Arines Barros (nacido en 1826) que
al dividirse el municipio en cuarteles para hacer más eficaz la atención
facultativa, él se encargó de Malvas y Pexegueiro, granjeándose una merecida
fama por la eficacia de sus actuaciones, la que le llevó a que el Gobernador Civil
le encargase del control de la epidemia que a continuación afectó a Arbo y su
distrito. Allí combatió la enfermedad a satisfacción de todos, según reconocimiento
oficial hecho diez años más tarde.
En 1855
se declara una grave peste en Caminha (Portugal), llegando a detectarse en un
solo día (23.10.1855) setenta casos, lo que obligó a que algunas familias se
refugiaran en Tui, a pesar del temor de la población al contagio,
inmediatamente se adoptaron las medidas de costumbre y se suspenden las
comunicaciones con dicha villa, hasta el día 14 de noviembre que son
restablecidas de nuevo.
La veloz
propagación de estas epidemias sembraron el pánico en los pueblos y en este
estado de psicosis, los gobernantes se ponían en alerta cuando se detectaba
algún foco contagioso en cualquier país cercano, de ahí que 1884 ante un brote
de cólera en Francia ya se estuvieran adoptando medidas en Tui, como demuestra
el bando de la alcaldía que reproducimos.
Aquilino
G. Santiso
Del
Instituto de Estudios Tudenses
Completamos a
información ofrecida neste artigo sobre as medidas que adopta o Concello de Tui
no ano 1884 diante dunha nova ameza de epidemia de “cólera morbo asiático” e
que resume o bando do Alcalde Hipólito Padín.
Previamente o 5 de xullo
a Junta Municipal de Sanidad diante das noticias que figuran no Boletín Oficial
da Provincia sobre os medios para combater
esta epidemia que se manifestou en Tolón (Francia) acordan que o Alcalde adopte
as medidas de prevención xa establecidas e que “con el fin de adoptar las
demas medidas que las circunstancias exigan o puedan exigir se nombren
comisiones que no solo visiten las casas, sino que propongan cuanto crean
necesario al objeto que se persigue y para que estas Comisiones sean los más
numerosas posibles se reuna nuevamente la Junta en unión con los Suplentes y el
Ayuntamiento el día 12 de actual”.
Noutra sesión o 7 de
xullo acorda, entre outras medidas, “que todas las personas que procedan de
pueblos infestados vengan a esta Ciudad, lo mismo que sus equipages y bultos
sean fumigados en la estación férrea de Guillarey, asistiendo a esas operaciones
un individuo ya del municipio ya de la Junta de Sanidad por riguroso turno”
Nesa sesión do 12 de
xullo de adoptan as medidas recollidas logo no bando da Alcaldía de 16 de xullo,
así como crear, se fose o caso, un hospital no cuartel de San Domingos,
solicitando á necesaria autorización, igualmente se solicita ao Gobernado Civil
que reclame á Deputación Provincial un orzamento para os gastos que puidesen
realizarse se chegase a epidemia.
Nesta mesa reunión se
aproba crear as comisións que realicen visitas domiciliarias para comprobar a
aplicación das medidas contidas no bando da Alcaldía e que en previsión que o
cólera chegue antes ao Reino de Portugal se solicita autorización ao Gobernador
Civil “para que se puedan establecer lazaretos, fumigaciones y demás
necesario a todas las procedencias de aquella nación, por el frecuente contacto
que tienen con este pueblo”.
Nunha nova sesión o 14
de xullo a Xunta de Sanidade do Concello acorda en base a división en grupos ao
territorio do distrito tudense crear se seguintes comisión encomendándollas,
por sorteo, aos concelleiros:
1º
grupo Tuy
Comprende
las calles de Rollo, Picota, San Francisco, Santo Domingo, Calzada, Pallanes,
Olicas y Arrayal
Señores
D. Manuel Curty, D. José Novas, D. Eduardo Caballero Canals y D. José García
Rodríguez
2º grupo
Tuy
Comprende
las calles de Canicouba, mitad al Norte de las de Placer, Cuenca y San Telmo, y
todas las de Ruanueva, Monjas, Oro y Tyde.
Señores
D. Segundo Fernández Gándara, D. Juan Benito Alonso Gil y D. Venancio Lorenzo
3º
grupo Tuy
Calles
de Corredera, Ordoñez, Olmo, Riomolinos, Aloques, Sarabia y Atafona.
Señores
don Joaquín Alfaya, D. Telmo Spuch y D. Emilio Rodríguez de Córdoba.
4º
grupo Tuy
Calles
de Penedo, Arrabal, Piñeiro, Entrehornos, Seijas, Sanz y mitad al Sur de las de
Cuenca, Placer y San Telmo.
Señores
D. Alejo Gregores, D. Isidoro Garrido y D. Ramón Gómez Parcero.
5º
grupo: Parroquias de Baldranes y Caldelas
Señores
D. José Piñeiro, D. Deogracias Hierro D. Felipe Benicio Alvarez
6º
grupo: Parroquias de Gullarey y Paramos
Señores
D. Calixto Vázquez, D. Manuel Rendo y D. José Pino.
7º
grupo: Parroquias de Rebordanes y Rivadelouro
Señores
D. Julián Gil, D. Gerónimo Sánchez y D. Gregorio Cruces
8º
grupo: Parroquias de Pazos de Reyes y Randufe
Señores
D. Manuel Fernández, D. Francisco Serodio y D. José Cortiñas.
9º
grupo: Parroquias de Pesegueiro, Malvas y Areas
Señores
D. José Diz, D. Telmo Fernández Vila y D. Manuel Martínez Andrade
Nesta ocasión as
medidas adoptadas foron de carácter preventivo pois finalmente a epidemia de
cólera non chegou a afectar aos nosos veciños.
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